GERMÁN VALCÁRCEL | Lo que vamos conociendo a través de los medios de comunicación sobre la operación Enredadera confirma lo que ya sabíamos, somos una sociedad colapsada y aunque podamos llegar a grados distópicos mucho mayores, estoy convencido  que la distopía es esto: vivir la servidumbre como un modo de liberación.

En el libro de Juanjo Millás Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad, publicado en el ya lejano 2004 (por cierto, ¿cuándo las feministas de esta tierra tendrán el coraje cívico de organizar un acto de desagravio a Nevenka?), hay una frase que explica perfectamente la realidad que se vive en el centro de poder politico de esta podrida ciudad: "Cuando viajé a Ponferrada y conocí de cerca la atmósfera moral del Ayuntamiento, me pareció que era un microcosmos de peces negros". Lo era en aquellos años, lo sigue siendo ahora.

El "problema" que ahora ha visto la luz, como consecuencia de las escuchas de la UDEF, se inicia con la llegada al poder municipal del Ciudadano Álvarez, en mil novecientos noventa y cinco, al colonizar el Ayuntamiento convirtiéndolo en el mayor centro de negocios de la ciudad y en el pesebre en el que los representantes políticos han dado de comer a familiares, amigos, amantes y clientes.

El problema no son, solo, los políticos elegidos por una ciudadanía alienada, lo que ha ocurrido, lo que está ocurriendo en esta ciudad, desde hace veinticinco años, ha contado también con la connivencia o el silencio cómplice de los altos funcionarios municipales –los llamados habilitados nacionales– que son los encargados de velar por el cumplimiento de las leyes y la transparencia. Lo que está sucediendo nos obliga a preguntarnos si el papel de la Secretaría Municipal, la Intervención General del Ayuntamiento y Tesorería ¿son fiables?

El problema no solo se circunscribe a esas áreas, en Ponferrada todo el mundo conoce como se puede arreglar cualquier problema, o a quien y a donde dirigirse para solucionar todo tipo de dificultades técnicas o burocráticas, a la hora de relacionarse con el Consistorio. Hace años lo explicaba muy gráficamente, con mucho desparpajo y cinismo, don Darío Martínez, el que fuera durante años "fontanero jefe" y hombre de confianza del exalcalde, Ismael Álvarez: "Lo que mueve el mundo es la grasa"; ciertamente, toda maquinaria para funcionar a la perfección debe estar bien engrasada.

El problema es que, hace veinticinco años, Ismael Álvarez no solo consiguió llegar al poder con ayuda de tres tránsfugas socialistas, con lo que, además, dejó a esta ciudad sin una oposición real por décadas, sino que mediante sinecuras y canonjías desarticuló, también, a la izquierda política situada extramuros del PSOE y al bercianismo, terminando sus dos eternos representantes, el Consejero Fernández y el Ayatollah Tarsicio, el izquierdista en la quebrada Caja España y el bercianista en Ponguesur, empresa municipal que "gestionó", durante los esplendorosos años de la burbuja inmobiliaria, el suelo municipal, lo que hoy es el actual barrio de la Rosaleda, suelo que terminó, prácticamente en su totalidad, en manos del empresario Ulibarri, cabeza visible de la trama mafiosa conocida como Enredadera y también miembro de otra todavía más mediática, la Gürtel, como pueden ver, un hombre atareado.

El problemas es que esas dos identidades políticas, bercianistas e izquierdistas, de no haber caído en manos de oportunistas sin escrúpulos, hubieran podido ser dos potentes movimientos de control político ciudadano, y no grupúsculos cada vez más frágiles, artificiales y atomizados. No debemos olvidar que, para mejor entender la importancia que ambas deberían haber tenido, fue en el Bierzo donde primero se escuchó el término PPOE, que después arraigó en el resto del país.

El problema es que la gente honrada termina abandonando la vida política, agotada, aburrida y ninguneada

El problema es que dieciséis años después de llegar al poder Ismael Álvarez y estar aparentemente retirado, como consecuencia de su inhabilitación por acoso, y cuando su sucesor, Carlos López Riesco, decidió volar solo y dejar de repartir los "dividendos" que el poder renta con él ("cuando un padre le da todo a un hijo y el hijo le cierra la puerta completamente al padre, no puede dar buen resultado", el Ciudadano Álvarez dixit), la estructura caciquil, construida y no desmontada por su sucesor, le permitió volver a presentarse a las elecciones y contar con el apoyo de, nada menos, seis mil ciudadanos ponferradinos y, una vez más volvió a hacerse con el poder municipal, con la ayuda del PSOE local, en este caso con la totalidad del grupo municipal socialista, dejando esa alianza, en tan solo dos años, un reguero de sentencias judiciales contra las más importantes decisiones y adjudicaciones que llevaron a cabo –entre ellas algunas de las que constantemente aparecen en las escuchas de la UDEF– y un proceso penal abierto por posible prevaricación y malversación, como consecuencia del Mundial de Ciclismo.

El problema es que el ultimo "hijo" del Ciudadano Álvarez, el exalcalde Samuel Folgueral (también presente en las grabaciones de la UDEF, como "informador" del máximo responsable de la red mafiosa detectada en la operación Enredadera) y su  pandilla, una vez expulsados del PSOE, volvieron a presentarse con una formación ad hoc, obteniendo el respaldo de más de cinco mil ponferradinos.

El problema es que la gente honrada termina marchándose, abandonando la vida política, agotada, aburrida y ninguneada como recientemente hizo la concejala popular Amparo Vidal, ante la más absoluta indiferencia de una sociedad carente de sentido crítico y de la más mínima generosidad con quien se parte los cuernos defendiendo lo de todos, aunque sea desde posiciones ideológicas antagónicas. Lo único que parece importar a la sectaria sociedad ponferradina es mantener sus paguitas y sus puestos para poder disfrutar de su aburrida vida de clasemediano de provincias, aunque haya que doblar la raspa ante esta gentuza y pasear su status por las mortecinas calles de una ciudad cada vez más degradada física y moralmente.

Ojalá el problema fuera, como algún necio sostiene, lo que servidor escribe con mi "proverbial negativismo y conocida mala baba" (aunque con la que está cayendo mejor haría si me dedicara a escribir sobre Paolo Coelho, como hacen otros), pero todo el mundo sabía que esto se había ido de madre y sólo hacía falta que alguien encendiera la cerilla para que todo explosionara y la mierda que circulaba por las dependencias municipales saliera a la luz ensuciando hasta el último rincón del municipio. Pero a nadie le daba la gana de quemarse, más allá de cuatro frikis o pringaos, fácilmente neutralizables ante una sociedad cegata que, además, solo escucha lo que quiere oír.

Ahora aparecerán, ya lo han hecho, los que siempre callaron, los que llevan toda la puñetera vida sacando provecho de los corruptos, al frente de la regeneración, unos para encontrar acomodo en las próximas listas electores, otros para vendernos alguna historia que les permita hacer caja. Es el Bierzo, señores.