EL OBSERVADOR PARCIAL | Esta semana ha sido la de la solemnización de lo obvio. Una foto que circula por las redes en la que aparece el mayordomo (no el asesino de toda peli de suspense de ínfimo nivel, sino el de una importante cofradía semanasantera) con los prebostes del PP lo ha oficializado en círculos locales como el próximo candidato de ese partido a la Alcaldía de Ponferrada.

No entramos en lo acertado o no de la decisión, que habrá opiniones para todos los gustos, pero supone pasar página a cuatro años de reinado de un personaje que será difícil que se pueda repetir.

Precisamente la puñalada empresarial que se le dio al mayordomo en 2015, cuando ya se perfilaba como el candidato del PP, y el escaso aprecio de Eduardo Fernández por la política municipal, provocó que él mismo, acompañado por el concejal que consulta la documentación de un proceso de licitación con la empresa que aspira a dicho contrato, buscaran desesperadamente una candidata por la urbe ponferradina. Prácticamente les servía cualquiera que quisiera aceptar el reto. Y doña Gloria Fernández lo aceptó, para liberación inicial de don Eduardo y para desgracia de nuestro consistorio.

Prometía ya desde el principio, pero conseguía frenarla, con bastantes apuros, el temple de la concejala Amparo Vidal; pero ésta cayó en desgracia lo que generó el despiporre total: doña Gloria en estado puro. Ha sido un período caracterizado por el histrionismo: en el despacho oval se ha llorado de lo lindo, se ha voceado sin mesura, se ha manipulado con desdén, se han buscado enfrentamientos con propios y extraños, se han vertido afirmaciones sin la más mínima prueba de ello y se ha faltado a la verdad como si no hubiera un mañana.

Al natural enfrentamiento político con los diferentes partidos del Consistorio, se ha unido la conjura contra sus colaboradoras más próximas (jefa de prensa y secretaria caprichosamente despedidas) y algunos de sus propios concejales, con afirmaciones gravísimas, que le han generado desafecciones importantes, camufladas por el miedo que le profesan. Sólo le ríen las gracias (aunque no tengan ni un ápice de chispa) las concejalas Gancedo y Crespo. Con la primera le une una amistad de tiempo atrás; respecto  a la segunda, el lisonjeo sin rubor se ha  visto compensado con una generosa dedicación exclusiva. Nos dice nuestro amigo hostelero que tal vez la necesite para legalizar (si fuera o fuese posible) la situación urbanística de su vivienda en Fuentesnuevas.

En la casa consistorial se dice que ha ejercido de ingeniera, de arquitecta, de diseñadora de plazas consistoriales, de ideóloga del tráfico vehicular (como diría el líder de ese partido prácticamente desaparecido con sede social en Patricia) y que ha vendido todo el humo que ya no va a verter Compostilla. Su desmedido egocentrismo, y su falta de pudor, le han llevado a presentarse incluso como liberadora del cuello de botella del tráfico ferroviario con León, o la ideóloga de esa modificación normativa nacional que permite dedicar el superávit para realizar determinadas obras. E incluso nuestro amigo afirma que está plenamente convencida de que ha sido una gran Alcaldesa. No descarta que termine estudiándose su figura en los libros que manejen nuestros futuros universitarios, pero no en los de historia.

Y lo peor es que, con un bagaje de éxitos escasísimo y con una Corporación caracterizada por la ramplonería y la mediocridad, han transcurrido cuatro años cruciales en los que nuestra ciudad y sus pueblos han perdido músculo mientras que ciudades que son naturales competidoras nuestras han ganado competitividad a pasos agigantados. Y ello con el Gobierno del PP en todas las instituciones que nos podrían haber aportado inversiones que contribuyeran a nuestro desarrollo. En fin que, como dice el hostelero: "tanta gloria lleve como mayordomo deja" (bueno, es una adaptación particular del dicho).

Y ya para terminar: parece que también se cae su proyecto de edificio médico multidisciplinar en el solar del antiguo Carrefour, por la no cesión de los terrenos a la Junta. Esos terrenos son de Pongesur, no del Ayuntamiento, por lo que habrá que estar muy atentos al procedimiento que se adopte para ese regalo altruista a la Junta de Castilla y León. Que decimos nosotros: ¿y en lugar de regalarlo, no se podría cambiar por el solar de Picotuerto? No estamos precisamente para regalar sin más.