Pajaritos y Pajarracos/ Que los detengan... |
Jueves 11 de Diciembre de 2008 06:32 |
Por Xan das Verdades Hay un ciudadano con mucho poder en Valladolid que tiene alterado el raciocinio. Su nombre Tomás Villanueva, que oficia de vicepresidente y consejero de Economía de la Junta de Castilla y León. Esta pasada semana manifiestó que los Cielos Abiertos de Laciana y Babia van a ser declarados de Interés Público. Acostumbrados a los dislates de estas autoridades de secano, cualquier cosa entra dentro de lo posible, pero ésta tiene serias pretensiones de consagrarse como la estupidez del año. Una cosa es que pretendan, e incluso consoliden, tal declaración y otra que tengan el cuajo de denominar de interés público a una barbaridad.
¿Cómo se le puede ocurrir que destrozar Laciana y Babia es de interés público? Sólo ignorantes, o malas personas, son capaces de pervertir el lenguaje y colocar esa calificación a una fechoría cuyo interés es, solamente, particular u oficial. Es un sarcasmo que, después de patrocinar la depredación sistemática de Laciana, pretendan ahora persistir en el brutal ecologicidio amparándose en una declaración con tintes de tomadura de pelo; en todo caso, es el certificado de defunción por anticipado de unas tierras hermanas, tan desdichadas como cultas y liberales, a las que no están dispuestos a respetar y proteger, aún siendo Reserva de la Biosfera. Aviesas y paralelas son las intenciones con Babia; en una canallada impropia de estos tiempos y embozados en el Interés social, se atreven a devastar la personalísima y bucólica naturaleza babiana para convertirla en unas espantosas simas de codicia. La simple intención de consentir que los bulldozers quiebren el sosiego intemporal de ese reducto fascinante, ya debería ser suficiente para poner ante un tribunal a todo el Gobierno Regional por crimenes de lesa naturaleza. ¿Dónde ha quedado la cordura, la sensibilidad? ¿Por qué tenemos que negar a nuestros descendientes, lo que nos legaron nuestros mayores? Si la desolación ambiental y la despoblación humana va a ser el resultado final, habrá que convenir que no hay nada más alejado del Interés Público que este necio fundamentalismo carbonero que nos asola. Va siendo hora que surja el político, honesto y comprometido, que promueva una radical desvinculación sociológica con el carbón; un muerto económico que nos viene jodiendo desde hace décadas, impidiendo acometer otros retos de mayor futuro. Una persistencia que obedece a la incapacidad de nuestra mediocre clase política para alumbrar otras expectativas, y a un empresariado con un discurso catastrofista y rapaz, entregado a succionar beneficios de los subsidios y a chantajear con los puestos de trabajo. Me importa un bledo si no les gusta escuchar estas verdades; la opinión de quienes declinan, por pasta o poder, de los más elementales resortes de sensibilidad y solidaridad, me trae al fresco por mucho que manden. La autorización para quemar residuos venenosos en Cosmos es toda una declaración de guerra de quienes deciden sin conocer la opinión de los posibles afectados, y una invitación al rechazo frontal. Esta semana, el lobby del cemento nos manda a Luna, un sindicalista que, con mal estilo, confunde y descalifica con el objetivo superamarillista de proteger la tajada de la patronal, aún a cuenta de la salud pública. Nos anuncia que vendrán expertos a convencernos de las excelencias de la llamada valorización porque, al decir del interfecto, no hay argumentos científicos para rechazarlo; es evidente, que no emplea el tiempo sobrante de liberado para documentarse debidamente y sin parcialidad. Toda combustión genera unas emisiones que se corresponden con las sustancias que componen los materiales incinerados; los de los previstos, son peligrosas por venenosas. El hecho de instalar medidas correctoras, por muy sofisticadas que sean, nunca van a garantizar un 100% de efectividad porque es totalmente imposible; como tampoco, van a evitar la posibilidad puntual de una mala práctica operativa o un accidente, que las libere en grandes cantidades. En otros lugares tendría menor riesgo, pero en la fosa tectónica del Bierzo, donde su orografía cerrada dificulta la rápida renovación del aire, como lo prueba el hecho de que las nieblas se mantengan durante más de un mes, es de un peligro extremo; y ante la duda razonable, solo cabe una postura: combatir y abortar esa actividad indeseable. |