Por Conde da Cuca / Ya se acabó el verano y con él cualquier rastro de vacaciones, y lo peor, de que las hayamos disfrutado. El síndrome postvacacional está de moda. Hay cuatro millones y medio de individuos anticuados y vacunados contra ese síndrome. Como se puede comprobar, la eficacia de Corbacho, por el momento, supera a la de Trinidad Jiménez ¡Que Dios nos coja confesados! En nuestra casa, El Bierzo, casi todo sigue igual. Ya saben, para unos más igual que para otros; en resumidas cuentas: parecido. Cada vez más parados, más EREs, más concursos de ccreedores (eufemismos de quiebras), etc. Menos mal que nuestros políticos siguen mirándose el ombligo, el día que dejen de hacerlo y se ocupen de nuestros problemas ¡nos hunden definitivamente!.

Déjenlos que sigan con sus tonterías; la mejor entre todas: ver a todos los alcaldes del Bierzo rodeando al de Ponferrada para apoyar una carrera ciclista en no se qué año. Para nota. El único sensato y que  supo vender su moto (nunca mejor dicho,) el de Igüeña, que aprovechó el evento para decir a los cuatro vientos: ¡yo también tengo un campeonato del mundo de trial y nadie, ni la Junta, me hace ni puto caso! Ahora ya lo sabemos.

Una gran ciudad

Ponferrada ya es una gran ciudad. Tenemos una copia de la Victoria de Samotracia, diosa de la Victoria, hija de Zeus. Escultura que, parece ser, conmemora la victoria de los griegos sobre los persas en la batalla de Salamina...  Y digo yo, ¿qué coño hace una escultura, que conmemora una victoria, cruenta como todas, colocada en Ponferrada como símbolo contra la violencia (de todo tipo, según Carlos L. Riesco)? Parece increíble ¿verdad?; pues no, aquí todo es posible, incluso que el paradigma de la violencia conmemore la antiviolencia. Para ser más claros, didácticos y modernos, diremos que Ponferrada es el lugar en el que los comerciales de Coca Cola te venden Pepsi, los camareros de Mcdonals te sirven productos Burger King y todos los papa natas lo admiten como normal, filosofan sobre ello y lo aplauden ¡Lo sé, lo sé!: lo importante es que ya tenemos nuestra Niké,  como París y, sobre todo,  ¡como Leganés!

Mantenedor extraordinario

Sigamos con las cosas importantes... Dentro de pocas semanas se inaugurarán las jornadas gastronómicas que organiza el Consejo Comarcal del Bierzo. El evento en si mismo tiene una importancia relativa, claro que este año adquiere la categoría de extraordinario gracias al Mantenedor anunciado, que no es otro que el ínclito M. M. ¿Se acuerdan de aquel jefecillo provincial (del PSOE, mal pensados), que sus mejores momentos los consiguió jodiendo (al PSOE provincial, picarones)? Ahora ataca de nuevo como flamante Presidente-Consejero Delegado de Paradores, tal y como pone en nuestro conocimiento el Gabinete de Prensa de dicha entidad. Su currículo profesional ocupa seis líneas de florituras, para no decirnos cuál era su trabajo: vendedor de televisores por los pueblos (¿acaso M. M. se avergüenza de una profesión tan digna? ¿O tal vez se avergüenza de haber trabajado alguna vez? Va a ser eso). Su currículo político lo conoce todo el mundo: amigo de Zapatero. Con este mantenedor las  jornadas cambiarán totalmente, van a dar un giro de 360º  (Nota del autor: para M. M. los cambios radicales son de 360º, en vez de 180º).

Reformas fiscales ZP

Zapatero, que es de letras, nos está preparando una reforma fiscal. Imagínense lo que puede salir de ahí ahora que no tiene a Solbes ni a Sevilla para que le den unas clases. Los primeros efectos de la reforma Zapatero: bajar los impuestos ya no es de izquierdas. Para ser de izquierdas hay que subirlos a los poderosos, dice. Según los listísimos opinadores de todo el país, Zapatero izquierdiza  su discurso y derechiza su política económica. Creo que se equivocan todos, es mucho más simple: se ha hecho un lío, se saltó las clases de Jordi Sevilla y no dio ese tema. Consecuencia: cuando consiga aclararse subirá los impuestos a los de siempre, es lo más fácil. Rajoy, mientras tanto, se fuma un puro, la derecha siempre se fuma un puro, sobre todo si sus intereses están bien protegidos y no se ven afectados, como es el caso.