CUCADAS / Hoy sí hablamos del gobierno… de la derecha, de la izquierda y de los obispos Imprimir
Domingo 15 de Noviembre de 2009 16:33
Por Conde da Cuca / Todavía estamos anonadados. Camps, sí, el valenciano, el amiguito del alma del bigotes, el que no tiene palabras para definir su amistad con el presidente del TSJ de Valencia, el cliente de José Tomás (el sastre, no el torero). Efectivamente, ese Camps que ustedes piensan, nos ha querido arrastrar a la guerra, en este caso civil, acusando a los socialistas valencianos de desear su muerte, eso sí, previo paseo ¡Qué horror! La derecha cuando se siente acorralada, carece de argumentos o se aburre, siempre nos quiere arrastrar a alguna guerra. Aznar, por complejo de inferioridad, nos llevó a Irak; Trillo, por chulín, a Perejil y, antes, Franco, por que se aburría en África, a la Guerra Civil. Claro que lo del último fue peor, de aburrido ascendió a dictador, le cogió gusto a la cosa y siguió fusilando españoles durante cuarenta años.

Todos le daban la culpa a Jiménez Los Santos, pero ahora, que ya no está (en la COPE), los Obispos siguen manteniendo los mismos postulados y destilando odio, rencor e intolerancia aderezada con la cantidad adecuada de amenazas sobre nuestro futuro en el más allá, e incluso en el más acá. Martínez Camino nos quiere excomulgar por aceptar, admitir o apoyar la reforma sobre el aborto. ¿Qué piensa hacer con los que ya nos hemos auto-excomulgado?  ¿Hoguera, descuartizamiento, aceite hirviendo, visionado intensivo de las películas de Manolo Escobar?

A la Iglesia hace siglos que se le va la mano en sus posturas, en sus mensajes y en sus acciones. Antes nadie protestaba, la disidencia costaba la vida (recuerden la ¿Santa? Inquisición), pero ahora se les rebelan hasta los del PNV. ¿Será un síntoma de decadencia? ¡Vuelve Los Santos, contigo era más divertido!

No nos folles, Zapatero

Ahora nos dice que saldremos un poco más tarde de la crisis debido a que también tardamos más en entrar en ella. ¡Que no José Luís, que no! Perdón: ¡que no presidente, que no! Todo el mundo sabía que estábamos en crisis menos Zapatero, él se enteró varios meses después de que las colas en las oficinas de empleo  adornasen nuestras calles, de que las grúas de nuestras ciudades se parasen, de que los comercios rebajasen sus artículos por liquidación. En fin, fue el último en enterarse.

En el último año Zapatero dilapidó la  credibilidad que le habían atribuido, pero que nunca había demostrado. Ahora, que podía hacerlo, no da la talla. Aquel ¡no nos falles presidente! que le pedían los jóvenes en 2004, cinco años después se ha transmutado en un ¡no nos folles Zapatero!

Tiqui-taca con el Alakrana

Si la gestión de la crisis económica ha sido y sigue siendo nefasta, para la del atunero Alakrana no se encuentra adjetivo adecuado. Los ministros juegan al tiqui-taca (ya saben: tuya–mía, tuya–mía…), los jueces juegan al tiqui-taca, los fiscales juegan al tiqui-taca, hasta los piratas juegan al tiqui-taca. ¡Joder, cómo disfrutaría el pobre Andrés Montes! Hay un problema: esto no es un juego, hay vidas en peligro. ¡Menos mal que se montó un gabinete de crisis! Cuando esto se resuelva, esperemos que pronto y bien, alguien debería dimitir o ser cesado.

La derecha gana con cualquiera

La cosas se han puesto tan mal para los socialistas que, según las últimas encuestas, la derecha les ganaría las elecciones con cualquier candidato. Bueno, menos con Esperanza Aguirre. Ella perdería, pero estoy en condiciones de asegurar que, si a Esperanza le dejan ponerse los calcetines de Bombay, también arrasaría. Con ellos gana mucho.

La Izquierda tiene un problema. Y no me refiero a Izquierda Unida, que lo que tiene es un Cayo. Me refiero a la izquierda en general. Necesita reformularse, refundarse, reencontrarse o ¡qué se yo que otro re! Lo que ya no vale es hablar como la izquierda y actuar como la derecha. Eso no cuela.

Los socialistas tienen una gran responsabilidad en recuperar para la política y los políticos el respeto de los españoles. Más aun, recuperar el respeto que los políticos deben sentir por los ciudadanos. Aunque no se les ve mucha intención.

P. D. en el avión

Me llama un amigo que, hoy mismo, regresaba en avión de Barcelona. Allí, en el avión, coincidió con la derecha leonesa (Carrasco, García Prieto, Emilio Gutiérrez y varios más) que regresaban de la convención de Barcelona. No se les veía entusiasmados—me dice. Tal vez es que se habló en catalán, no se enteraron de nada y se aburrieron—le digo yo. Después caí en que no se pudo hablar en catalán: Aznar no asistió. Dejémoslo en que no parecían entusiasmados.

 

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