ALEJANDRO CAMPILLO PESTAÑA | El 5 de mayo de 1968 iniciaba su andadura el tren histórico del Ardeche, en el departamento francés del mismo nombre, a partir de una red secundaria cerrada por decisión del gobierno y rescatada del olvido por entusiastas de la zona.

El sábado celebra con una gran fiesta y trenes especiales sus primeros 50 años. Aún quedaban 12 años para que el 10 de mayo de 1980 dejara de circular el Correo por el Valle del Sil, el último tren regular de viajeros con tracción vapor de Europa Occidental.

El tren del Ardeche ha sido en estos 50 años destino de miles de viajeros cada temporada, rondando los 100.000 anuales desde su modernización y cambio de gestión en 2014. El tren del Sil no perdió su atractivo para el turismo ferroviario nunca, y aún sin trenes de viajeros llegaban al valle entusiastas del vapor de toda Europa.

La posibilidad real de disponer de un tren histórico en el valle del Sil no existe más que desde 2013, cuando desaparece la empresa que tenía la concesión para el transporte de carbón. En estos años se podría haber avanzado más rápido pero la realidad administrativa es la que es y los pasos que se están dando van en la buena dirección. Si en sus últimos años el ferrocarril sirvió al valle liberando a la carretera y a los cascos urbanos del paso diario de toneladas de carbón, en el futuro servirá al valle y a sus gentes como un elemento diferenciador a escala peninsular.

Disponer de un ferrocarril propio, de y para el valle, nos posiciona en el mapa turístico en un lugar privilegiado de España y Portugal, y además es algo que no tienen otros valles parecidos al nuestro, ¿queremos tener elementos diferenciales y sacarles el mayor partido para ser una oferta turística de primer orden? La respuesta es clara, trabajemos para ello, aunque el proceso administrativo sea lento hasta la desesperación, pero la batalla de la oferta turística diferenciada la tenemos ganada de antemano.

Pero no únicamente para el turismo ha de servir nuestro elemento diferenciador, ya que disponemos de talleres que pueden destinarse a la industria ferroviaria como lugar de reparaciones de vehículos para otras redes, con el añadido de disponer de una línea que permita pruebas de homologación que en redes estatal y autonómicas se hacen eternas por no dispone r de trazados en exclusiva para estos fines. ¿Queremos cerrar la vía a nichos de empleo industrial en el Valle del Sil y en Laciana?

Por no hablar de la demanda existente en la industria cinematográfica para el rodaje de películas y anuncios que precisen de trenes, muy complicadas en la red general y que en nuestro ferrocarril no serían las primeras como ya sucedió en 2001 en Santa Marina del Sil.

Está claro que todos queremos para el trazado del tren de la MSP un futuro más esperanzador que el que ven los antiguos ramales de Caboalles y Villaseca, uno convertido en poco más que una senda, de las que abundan en todos los municipios ribereños del ferrocarril, y el otro no ha llegado ni a esa condición, después de casi 2 millones de euros de dinero público.

Como vecino del Valle del Sil no le veo ninguna ventaja a levantar la vía que invalide una oferta turística diferenciada, de la expoliación del patrimonio minero y ferroviario, ni la del empleo industrial. La Junta de Castilla y León lo está entendiendo, ahora falta que algunos que viven más cerca de este valle lo vayan comprendiendo.

El tren del Ardeche está celebrando sus 50 años de servicio como tren histórico y turístico, celebremos en 2019 el centenario del tren de la MSP con viajes a la vera del Sil sin desaprovechar todas las opciones que para el futuro nos depara de disponer de un ferrocarril en exclusiva.