[TRIBUNA] Izquierda |
Miércoles 14 de Noviembre de 2018 09:48 |
JUAN CARLOS SUÑÉN | Leo en la prensa que Municipalistas por el Cambio está reclamando una confluencia de la Izquierda que obligaría a los grupos comprometidos con un verdadero empoderamiento popular a ceder una parte de su escalafón a la opinión ciudadana. No digo que no lo supiese, lo sabía, digo que lo leo en la prensa; porque cuando lo supe desconfié de las verdaderas intenciones de los promotores de la idea (a estas alturas, uno desconfía por inercia) y leerlo en la prensa, que es una forma de externacionalizar lo que sea, disparate o genialidad, me ha permitido fantasear sobre la viabilidad de tamaña osadía. En principio, si un grupo de ciudadanos se junta para pedirle a la izquierda un compromiso real con el segmento social al que representa, la izquierda les responderá (sin pestañear) que no son representativos. La verdad, sin embargo, es que en este momento cualquier grupo de ciudadanos preocupados por el auge de la derecha, por un futuro racionalmente sostenible y por la unidad de los explotados será siempre superior al que cualquier partido de izquierdas pueda juntar. La izquierda, no nos engañemos, tiene más gente fuera de sus censos que dentro. Y su problema es que no se fía de nadie que no haya firmado un pacto en un mundo en el que lo primero que hace alguien de izquierdas es no firmar pactos. Confundir votantes con inversores es una mala política. La gente que se afilia a un partido, y más cuanto menor es el tamaño del censo electoral, es la menos fiable. Eso por una parte. Por otra parte: la respuesta de los partidos es siempre la misma. Los partidos se deben a sus directrices. Sus directrices, naturalmente, vienen de León, o de Valladolid o de Madrid. Cualquier pensamiento de izquierdas generado en el Bierzo pensando en las necesidades (y deseos) del Bierzo es simplemente impensable, porque los partidos de izquierdas se niegan a abandonar una organización no solo vertical, sino heredera del imaginario geográfico tradicional, o sea: franquista. Naturalmente no ven esta contradicción, porque no están dispuestos a admitir que si su propuesta fuese verdaderamente verosímil deberían de estar preparados para asumir lo que el pueblo desea. La militancia (siempre sobre valorada, siempre ignorada) puede llegar a convertirse en una rémora para la izquierda, sin quererlo. Si eres de izquierdas debes de estar dispuesto a perder incluso la defensa de tus propias propuestas. Eso es lo que te diferencia. Alguien ha dicho que la izquierda debería de superar de una vez su complejo de defensa, de clandestinidad; pero para aportar esa luz es preciso aportar pruebas luminosas e iluminadoras. ¿Cómo? Negándose a participar en ciertos juegos, desde una simple denuncia hasta un nobramiento de jueces, y (lo más importante) demostrando que la palabra unidad no es un arma arrojadiza contra el enemigo interior, sino una voluntad a salvo de personalismos. La única forma de ser de izquierdas es ser de izquierdas sabiendo que tu comunidad no ha sido condenada a ser el último bastión del capitalismo, el lugar donde tira la basura la izquierda a la que le derecha deja ejercer de barrendero. Desengáñense: no podemos ser de izquierdas y también bercianos porque nuestra identidad es subsidiaria de estrategias de poder que nuestros mayores manejan mejor que nosotros. Pobres pobrines. Simpatizo con lo que plantean Municipalistas por el Cambio y pienso, como muchos, que es una ficción sin futuro; pero si atienden sugerencias, si hay alguien escuchando, les propondría que convoquen una asamblea que sirva para lo que sirven las asambleas, para entender lo que la gente quiere y comprometerse con ello. Y que lo hagan pronto, porque el juego se está jugando en un tablero que no es el nuestro, en un tablero que, de hecho, es lo primero que hemos perdido después de tenerlo ganado. Lo siguiente, por turno, por lógica, por ética, por conciencia, bien podría ser el pueblo. Es una cuestión de valor. Es una cuestión de no dejarse gobernar. Es una cuestión de entender que tu futuro no le pertenece a los especialistas, sino a ti. Y si necesitas uno, lo pagas y lo despides, no le dejas que te gobierne. Servidor defiende posiciones muy extremas, pero la verdad está lejos, muy lejos del realismo. Y el futuro, seamos serios, es lo que pasa. |