[REVISTA] Encuesta tópica sobre el tren burra con nostálgicas maniobras Imprimir
Jueves 13 de Diciembre de 2018 09:52

Ponferrada no es Nueva York, suele repetir un buen amigo para explicar que tarde o temprano casi todo en esta ciudad termina por saberse. ¿O pensaban en el Partido Popular que su encuesta pasaría desapercibida?

El azar ha querido que entre los que recibieron la llamada de la consultora encargada del sondeo hubiera incluso políticos hasta no hace mucho en activo. Como les informamos aquí en rigurosa primicia, Una encuesta destapa la terna que maneja el PP para la alcaldía de Ponferrada. La decisión está cada vez más cerca y todo apunta a que a la alcaldesa por antonomasia la van a abanicar con la encuesta. Claro que, cuando la quiten, ella dirá que es por machismo. ¿Se quieren apostar algo? Aparte del candidato fetén, en el cuestionario —según alguno de los encuestados se preguntaba incluso por la valoración de Ismael Álvarez, lo que a estas alturas resulta un tanto desconcertante— aparecía la torna. Ajeno a los avatares políticos, dedicó parte de la mañana a disertar sobre La revolución de 1868 en Ponferrada.

Pero la alcaldesa tiene un plan B, como les contaremos hoy también en rigurosa primicia. Luego algún Rupert Murdoch de piscifactoría le dará una vuelta para intentar camuflarlo como propio. En efecto, Merayo intenta asegurarse un cargo y forzar la continuidad de Gancedo, su auténtica mano derecha que no aparece —ni ella ni nadie de esa cuerda— en los comités electoral y de campaña nombrados el martes por el PP leonés. Que disfrute la regidora de las reuniones de la asociación del Camino de Invierno, de las inauguraciones navideñas y de la cena con la prensa, las cosas que seguramente más echará de menos a partir de mayo.

Es un ejercicio de nostalgia que revela la desorientación de los sindicatos y de la sociedad berciana en general

"¡Vercianos, abajo lo existente!", el grito de aquella revolución de 1868 que ayer nos recordaba Paco Balado, acaso hubiera sido un lema mucho más unitario para la rogativa (al menos, la lluvia ya hizo acto de presencia) del domingo. Continúa el incesante goteo de adhesiones y también alguna aportación crítica, lo que es de agradecer entre tanto entusiasmo acrítico. El manifiesto de la convocatoria Por el futuro del Bierzo, que ayer se repartió en octavillas en el mercado y sus aledaños, peca de falta de autocrítica suficiente y destila un tono pretendidamente épico. Es un ejercicio de nostalgia plagado de tópicos que revela la desorientación de los sindicatos y de la sociedad berciana en general. Repetimos: víctimas y verdugos desfilarán tras la misma pancarta que además no distingue entre industrias sostenibles y negocios con malos humos. De ahí lo de Un futuro limpio y sostenible para el Bierzo.

Hace muchos años, en un congreso regional del PCE, un bizantino debate sobre la recuperación del llamado tren burra se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Finalmente lo zanjó un veterano militante con ganas de irse a la cama con un argumento irrebatible: "El tren burra era una mierda que tardaba una eternidad, hay que dejarse de antiguallas y exigir trenes rápidos y modernos". Viene a cuento el recuerdo de la noticia titulada UPL logra que las Cortes aboguen por la elección directa de los representantes en las diputaciones provinciales. Solo nos faltaba tener que poner una urna más. ¿No sería mejor que desapareciera ese ente clientelar?

La encuesta del día (aparte de la del PP en la capital berciana) nos anuncia que La irrupción de Vox coloca a la derecha al borde de la mayoría absoluta en caso de elecciones generales. El bloque de derechas sumaría con el partido de Abascal el 50,9% de los votos y entre 171 y 178 escaños, frente a la suma de PSOE y Unidos Podemos: 41,4% y entre 148 y 153 escaños. El resto, ya saben, se lo llevan los nacionalistas. Y, por si hubiera pocos pirómanos en la política española, García-Page abre la puerta a ilegalizar a los partidos independentistas: “No es del todo imposible”. No, si va a ser verdad que La derecha ya ha ganado.

Disfruten del fin de semana, con o sin rogativa. Que cada cual es libre de hacer lo que le plazca o considere más coherente.

 

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