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Sábado 09 de Febrero de 2019 13:39

EL OBERVADOR PARCIAL | Esta semana ni la climatología ha podido evitar la escenificación del cisma popular. Mientras doña Gloria se dedicaba al cuento, las hordas populares desembarcaban en Ponferrada para presentar a su flamante candidato con Rh puramente ponferradino.

Doña Gloria se dedicaba a Ponferrada primero entregando unos premios literarios a nuestros escolares en la Casa de la Cultura. Le acompañaba su fiel escudera, a la sazón Presidenta del PP en la ciudad del Dólar. Evitaron con ese oportunísimo acto tragar el sapo de sonreir y aplaudir cuando el cuerpo les pide llorar y escupir.

En la presentación de don Marco, además de muchas obviedades y tópicos, sonrisas claramente fingidas, mucho macho alfa  y muy  pocas mujeres, se repitió con frecuencia la palabra mágica "cambio", que decimos nosotros que es más propia de partidos que aspiran a gobernar pero que no lo están haciendo. En realidad esa palabra ya no significa nada. Tratándose del PP nos quedaríamos más tranquilos si hablaran de transparencia y de honradez. Cuando don Marco apelaba a aquella gran Ponferrada, esperamos que no se refiriera a la de los escándalos, los pelotazos, los enchufes, las redes clientelares, y, también, por qué no decirlo, la de las rotondas; rotondas y pelotazos, y es que había para todo y para todos.

Esta semana, en sus estertores políticos, doña Gloria hizo una visita triunfal al barrio de Cuatrovientos. No son pocos los que dicen que esas visitas se van a repetir por casi toda la ciudad anunciando, nos dice nuestro hostelero, un Plan Marshall de despedida con mil proyectos en la cabeza y ni una inauguración en la buchaca. Los socialistas hablan de venta de humo. Humo ha habido más que en el incendio de la Tebaida, presumiendo de inversiones multimillonarias que sólo son futuribles, que aún en tal condición gran parte de las mismas no son fruto de su gestión. En su haber se le reconoce que no ha robado, que no ha hecho cosas sucias. Ése es el laso nivel de exigencia al que nos ha llevado la realidad de la Administración Municipal. 

En el mercado de invierno ha transcendido el fichaje del Alcalde de Balboa por el PP, y el de Jaime González y en breve el del Presidente de la Asociación de Vecinos de la Estación por el partido creado para mayor gloria del camaleónico político sexagenario (este fichaje ya se barruntaba desde el mitin que el Presidente dio en el parque del Belga, previo al incidente arrabalero entre él mismo y su nuevo jefe por un lado y Macías y adláteres por el otro, que no acabaron a hostias por la intervención mediadora de una concejal socialista, menuda pero con un par). Desconocemos la cuantía de sus cláusulas de rescisión. Lo advertimos para el resto de partidos, por si tienen en sus cabezas hacer alguna contraoferta.

En otro orden de cosas, extramuros, la situación del Psoe cacabelense está que arde. Nos dice nuestro hostelero de referencia que más allá de amores o desamores personales, y releyendo declaraciones del propio afectado dirigidas a su rival, si antes era lógico, casi de manual, la obligación ética de abandonar un cargo porque se acordaba celebrar juicio contra Canedo, más lógico y de manual será si media sentencia y ésta es tan contundente como la que condena al Alcalde cacabelense. Lo demás, dice el hostelero, es ruido innecesario, propio por otra parte de una izquierda que se autoexanguina una y otra vez.

Y ya para terminar: ¿ustedes saben cómo va lo del TUP, lo de la basura, la devolución de los salarios por el tío Sam y compañía? Ah, que para los dos primeros se ha creado una comisión para dar con el bálsamo de Fierabrás. ¿Y lo de los sueldos?.


 

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