[MIRADAS] ¡Somos la hostia! Imprimir
Sábado 27 de Abril de 2019 12:32

EL OBSERVADOR PARCIAL | Como quiera que hoy es jornada de reflexión, esta semana dedicaremos nuestro espacio a contar un cuento, para relajar en medio de tanta tensión. Seguramente la tradición oral ha ido modificando el argumento, por lo que no sabemos qué porcentaje del mismo se corresponderá con la versión genuina.

En un recóndito lugar del noroeste de Hispania había una joven que sufría el desprecio y maltrato de su madrastra. La joven trabajaba mucho y bien pero todo eran recriminaciones hacia su labor. La joven padecía viendo como algunos sus hermanos eran objeto de un trato semejante mientras sus hermanas eran objeto de todo tipo de alabanzas. El personal auxiliar de la casa temía igualmente a la madrastra y eran frecuentes los llantos y lamentaciones. Hastiada y triste, sin el apoyo de sus hermanos, la joven decidió huir sin dar cuenta de las verdaderas razones de esa huida.

El azaroso devenir de los tiempos hizo que el destino premiara a la joven con un estatus de relevancia en esa zona del noroeste mientras la madrastra cayó en desgracia, siendo abandonada por todos cuantos la lisonjeaban y aplaudían con energía, salvo por sus hijastras (al menos en el período al que el cuento se refiere) que seguían rindiéndole abnegada pleitesía. 

En esa historia no faltaban todo tipo de personajes secundarios: arlequines, bufones, alcahuetes, chismosos, aduladores, arrogantes, fariseos, chabacanos y algún que otro cura despistao. Todos ellos eran objeto del escarnio de la plebe y de la mofa tabernaria mientras la villa languidecía entre el barro y la chabacanería. 

En realidad todos los personajes eran marionetas en manos de su titiritero. Éste era  el verdadero protagonista del cuento, cuyo argumento discurría a su antojo. Y la marioneta que se rebelaba, al baúl. Era en realidad el padrastro de todos, el ogro cruel que tenía atemorizada a la villa y a gran parte del territorio. Algunos, no pocos, soñaban que los alguaciles los libraran de la tiranía de los hilos, mientras los alumnos aventajados ansiaban sustituir al ogro como éste había sustituido en su momento al anterior.

Éste era el cuento que la tradición popular ha ido transmitiendo de generación en generación y con el que hoy pretendíamos relajar la jornada de reflexión. Pero no va a ser ésta la primera de las ocasiones en la que no hagamos referencia a los comentarios de nuestro hostelero de referencia. Nos dice que en las jornadas de reflexión intenta dejar la mente en blanco  porque si reflexionara pensaría muy seriamente quedarse en casa al día siguiente. Es su particular visión. Nosotros creemos más en la fiesta de la democracia, en el ejercicio de la voluntad popular y todo ese tipo de tópicos.

Y ya para terminar: no nos podemos resistir a hacer una mención a lo que ha ocurrido estos días con las listas electorales de un partido determinado para las elecciones locales de Ponferrada. Creíamos que lo habíamos visto todo pero nos equivocábamos: lista, renuncia, nueva lista y nueva renuncia. ¡Quién da más! ¡Somos la hostia!

 

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