Situación de las obras del aparcamiento, esta mañana / BierzoDiarioUna obra que se prometió para las navidades del año pasado y posteriormente para Semana Santa de este todavía no está concluida a menos de un mes de las fiestas de la Encina, la semana de mayor afluencia de visitantes en el casco antiguo de la ciudad.

En el debate de los presupuestos municipales de 2018 celebrado ayer en el pleno del Ayuntamiento de Ponferrada, el equipo de gobierno de Gloria Fernández Merayo pretendía convencer a la oposición de que sería capaz de ejecutar en apenas tres meses 9 millones de euros para inversiones en obras. Pero su propia trayectoria de retrasos constantes —el caso de Camino de Santiago, con pérdida de subvención incluida, es solo una muestra— desmiente tan optimistas previsiones.

Otro ejemplo paradigmático es el acondicionamiento de la parcela situada en las inmediaciones del canal de Cornatel, una obra adjudicada el pasado mes de abril a la empresa Acoval, por un importe de 92.244 euros —con una baja de 27.740 respecto al precio de salida—  y con un plazo de ejecución de dos semanas, según consta en las bases de la licitación.

Las obras comenzaron en mayo, pero su ritmo de ejecución ha sido inferior al previsto debido a la necesidad de elevar el nivel de la parcela para evitar que pueda verse afectada por la proximidad del canal de Cornatel. Así que las dos semanas se han convertido ya en cerca de tres. Ni siquiera es seguro que el aparcamiento pueda estar disponible para las fiestas de la Encina, sin duda la época del año en la que se acumula un mayor número de personas en la parte alta de la ciudad.

El proyecto contempla la creación de 110 plazas de estacionamiento público gratuito entre el canal de Cornatel y la calle Esteban de la Puente es la solución ideada por el equipo de gobierno para paliar el cierre desde el 29 de noviembre de 2017 del espacio de propiedad privada situado a la espalda del instituto Gil y Carrasco, entre la calle Obispo Osmundo y la plaza Tierno Galván. El solar fue cedido temporalmente al consistorio en el año 2011, pero su propietario reclamó la reversión y el Ayuntamiento se negó a satisfacer sus exigencias, por considerarlas desproporcionadas.