El hijo de un asesinado por falangistas afea a García Millán su actitud hacia la memoria histórica Imprimir
Sábado 02 de Octubre de 2010 07:30
FosaFosaEl hijo de uno de los trece hombres cuyos restos fueron exhumados en Priaranza del Bierzo, en octubre del año 2000, ha remitido una carta al alcalde de Villafranca, Agustín García Millán, en la que le solicita que dedique una calle a ese grupo de civiles a los que unos pistoleros de falange les arrebataron la vida en una cuneta, asesinándolos con dos tiros en la cabeza "y condenado a sus familias a una terrible tragedia que nadie jamás ha reparado; ni con verdad, ni con justicia, ni con reparación". La carta fue enviada por correo certificado hace casi un mes y en ella Emilio Silva, de 83 años, expone la tragedia que torció su vida para siempre y compara la muerte de su padre con la del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, porque ambos "fueron secuestrados y asesinados de dos tiros en la cabeza".

"Es tristemente fácil imaginar lo que fue nuestra vida en un pueblo donde cien personas fueron asesinadas por sus ideas, por no apoyar a los golpistas, entre ellas el alcalde de Villafranca, Antonio Gabelas, elegido democráticamente por sus vecinos y vecinas como lo es hoy usted. Fue terrible la vida bajo el terror, en un pueblo gobernado por los asesinos de todos esos civiles, en el que hubo mujeres humilladas públicamente a las que pasearon con el pelo rapado y dándoles aceite de ricino; en el que desaparecían personas de un día para otro y era posible que apareciera un cadáver en cualquier cuneta de los alrededores", escribe.

Emilio Silva Santín, hijo de Emilio Silva Faba, se convirtió con apenas diez años en el cabeza de su familia cuando además de quedar huérfano de padre los falangistas habían esquilmado el negocio familiar “La Preferida”, un comercio de coloniales regentado por sus padres. Ahora, cuando se van a cumplir diez años de la exhumación de la fosa de los Trece de Priaranza, considera que es el momento de prestar ese reconocimiento desde el Ayuntamiento de la villa:

"Ahora se cumplen diez años de la exhumación de la fosa de los trece de Priaranza. Y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica le ha solicitado una calle para aquellos hombres. Su respuesta ha sido que lo decidan los vecinos; y es humillante para familias como la mía. ¿Cuántos nombres de las calles de la Villa han sido elegidos por los vecinos? ¿No es esa una forma de seguir escondiendo y marginando a familias que han sufrido tanto?*, explica. Y añade: “*Quiero recordarle que no se puede estar contra el terrorismo y no condenar ese centenar de asesinatos; mi padre murió como Miguel Ángel Blanco; fue detenido ilegalmente y asesinado de dos disparos*”, escribe Silva.

Invitación a reflexionar

También reseña en su misiva la situación que vivió su familia tras el crimen. Y se despide con una invitación a Agustín García Millán: “*Por todo ello le invito a reflexionar sobre la respuesta que ha dado a la petición de la asociación y a llevar a cabo una sabia rectificación. Debería hacerlo por respeto a las cien familias de Villafranca a las que les amputaron el futuro, la alegría y la vida; quienes con el uso y el terror y la violencia ocuparon espacios institucionales a los que ya entonces se llegaba con la victoria en unas elecciones democráticas. Les quitaron algo que nadie les puede devolver y es importante que la sociedad lo recuerde, como muestra de afecto colectivo, a quienes sufrieron tanto".

Y finaliza: "Las instituciones democráticas tienen el deber de representar su oposición a lo que atenta o atentó contra ellas. Devolverles simbólicamente una calle, a quienes tanto les fue arrebatado, no es una pulla; es un ejercicio de humanidad y de pedagogía democrática".

 

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