[PAJARITOS Y PAJARRACOS] El regreso de Peter Pan con Campanilla a Neverland/Ciuden Imprimir
Lunes 31 de Diciembre de 2018 11:12

XAN DAS VERDADES | Hay que reconocerlo, aquí existió el País de Nunca Jamás. Un Neverland de verdad que no desmereció en acontecimientos fantasiosos al de mentira. No fue una ensoñación virtual, fue una realidad paralela que gracias a las hemerotecas el devenir sabrá que no fue una ficción.

Ese Neverland tan real como singular se llamó Ciuden por obra y gracia de ZAPATERO/ WENDY-PSOE y fue escenario de  insólitos  aconteceres siempre impregnados de una  solemnidad oficial  que por postiza no conseguía disimular la ramplonería del meollo.

Se dotó de los atributos propios  del Nunca Jamás: sus  hitos territoriales, sus proyectos referenciales, sus eventos con  marchamo, sus “niños” protegidos  y hasta su propio PETER PAN apellidado AZUARA. Este físico, burócrata de condición y con espíritu de jota,  cambió la aridez funcionarial  del Foro por una movida inédita que patrocinaba Zapatero. Y en Neverland marcó su impronta con una gestión para el olvido.

Se comportó como cabía esperar de un sobrado con currículum, de esos que cuando llegan a provincias descubren a la primera que el paisanaje está dispuesto a adorar a cualquiera por la sola razón de manejar pasta y ser forastero. Con esa enseñanza aprendida se montó un personaje a esa medida que era  un trufado de redentor radiactivo, Tío Gilito y cacique ilustrado.

Persuadido del calado de su cometido  y de la alta significación de su transcendental persona se puso estupendo y, sin red de protección, se lanzó al aventurerísmo convencido de que nadie le tosería. Tal vez se envenenara de egolatría, quizás la vanidad lo superara o ambas cosas a la vez, lo cierto es que se creyó hombre orquesta tocando  demasiados palillos y a tenor de los resultados todos mal.

Peter Pan aceleró a fondo, parecía con más ansia de fundir el pecunio que un ludópata  de Las Vegas; en en todo metía las narices y nunca como entonces  se plasmó eso tan militar de no hacer nada a toda hostia. Nada se le resistía, desde cazolear con las juntas vecinales por la mañana, a convocar a la prensa  al mediodía para disertar sobre el futuro del castaño y de paso dejarse fotografiar, hasta  en la tarde presentarse como profeta global de las chimeneas limpias en un simposio gratis total para una asistencia planetaria.

Y en esas andaba, acopiando una agenda que para si quisiera el manager de la Orquesta Panorama, cuando las turbulencias de la crisis trajeron en volandas al CAPITÁN GARFIO/ PP que desalojó  a Peter Pan de sus  dominios y metió a Neverland en el congelador.

El  Capitán Garfio necesitó poco esfuerzo para cargarse a la Ciuden de los prodigios, apenas cerrar el grifo, sustituir a los niños consentidos por piratas perezosos y pasar del asunto; el resto del derribo lo hizo la propia inconsistencia del Neverland del delirio que se diluyó como un azucarillo  en su propia nadería.

Y entonces la evidencia del dislate se reveló demoledora, todo era un artificio descabellado. Mucha tramoya para un pésimo guión y una  producción catastrófica. Un pastiche de retales inconexos cuya inutilidad solo era comparable a la pretenciosidad con que se adornaba el entuerto.

No fue casualidad si no el resultado de una gestión descerebrada  que  merecería ponerse como ejemplo del desvarío  en los másters de postgrado. Y con esa  debacle  sin paliativos se impuso el baño de realidad que se veía venir:  al carajo el mito de carbón limpio a perra gorda  y al traste la mentira sangrante de que  la captura  del carbono garantizaba la permanencia activa  e indefinida de las cuencas mineras.

Ahora de nuevo las cosas han cambiado. Garfio/PP está en Urgencias reparándose de las dentelladas del cocodrilo siniestro y los pioneros regresan a Neverland/Ciuden a retomar su protagonismo. Vuelven esgrimiendo el relato trucado de que su País de Nunca Jamás fue  un paréntesis de esplendor redentor,  y lo hacen sin sonrojarse y sin la menor autocrítica. Y para constatar  esa preocupante amnesia a los nuevos mandarines de la cosa, no se les ocurre otra que echar de nuevo mano de su talludito Peter Pan de confianza.

Parece que al destronado le motiva volver y decir al mundo mundial aquí estoy yo, sin reparar  para nada en el caos que provocó.  Retorna nada menos que con la misión de  proveer  de argumentos conceptuales  y estratégicos al muerto que feneció precisamente por carecer de ellos. Otros méritos para volver no le faltan, todos muy valorados en la lógica del pasteleo  y dos son apabullantes: el sectarismo y nepotismo que acreditó sobradamente en la primera versión de Neverland/ Ciuden.


A él  todo eso le debe dar igual, por eso regresa  ufano al  mortecino escenario de sus despilfarradoras aventuras;  tan campante,  sin el menor atisbo de sentirse concernido por dimensión de la cantada que lideró. Y, sorpresa, no viene solo trae  de carabina  a CAMPANILLA/ MARQUÉS que, dados sus notorios  conocimientos de la materia, se antoja que en el casting de selección premió más la condición de comisaria política que el de  hada protectora.

Nada habría que objetar a su presencia si no fuera porque Peter Pan tiene un pasado como mínimo inquietante en Neverland/ Ciuden. Una singladura  alejada  de la excelencia y localizada en el dislate; basta decir que él solito, con la permisividad claro está de otros, se cepilló alegremente cientos de millones de euros sin resultado estimable alguno. Cientos de millones en una orgía de insensateces sin parangón, pero con  una maestría gestora tal que le dejó a huevo a Garfio/PP la liquidación de su parque temático del delirio.  

Poco, o casi nada, se puede justificar de aquel incontrolado derroche en proyectos inviables, en fastos innecesarios, y en desmedida propaganda partidista a cuenta del erario público. Lo que sí está comprobado  es que tras aquel aparatoso montaje solo había pirotecnia,  porque nada con peso específico se alumbró que no fuera  un abrevadero de acólitos y  in ingente botafumeiro  para sus señoritos.

Ahora, cómo si nada de lo relatado hubiera ocurrido,  los nuevos jerarcas del PSOE no quieren darse por enterados de lo acontecido durante aquel aquelarre de la prepotencia y  el despilfarro; y prueba de ello es que promueven una vuelta a las andadas con el regreso del gurú del  disparate al escenario de la cagada.

Con tanta evidencia constatable en las informaciones de la época, resulta increíble tanta contumacia, tanta ausencia de autocrítica y, por qué no decirlo, tanta falta de ética. Es muy probable que  las urgencias electorales y la necesidad de apuntalar un gobierno sujeto con alfileres les haya inducido a un reincidir en ese tremendo error de bulto.

A pesar de todo es de chiste fiar la futura Ciuden  en sus líneas estratégicas a un antiguo gestor  ya fracasado en sus planteamientos,; a un  paracaidista puesto a dedo que no tuvo el menor empacho en postularse como un poder paralelo en el Bierzo sin pasar por las urnas; eso sí, a cuenta del dinero público

Acaso alguien ignora a estas alturas que el fervor que concitaba se debía única y exclusivamente a la copiosa caja que manejaba, caja que a la postre era de todos aunque no todos fueran agraciados por sus caprichosas decisiones.

De la misma manera que el proyecto  de Ciuden/Neverland se  disolvió en su propia endeblez sin que apenas Garfio/ PP pusiera el menor interés en ello, los responsables de l despropósito deberían estar muy agradecidos a esa formación porque, con su pasiva lenidad, les evitó una auténtica pesadilla judicial y mediática que hubieran hecho palidecer a la mayoría de los escándalos que aún hoy abren los informativos.

No deben equivocarse de nuevo los responsables de la Ciuden, el bipartidismo hoy es historia, y  los tiempos no están para volver con un nuevo truco del almendruco.  La nueva Ciuden deberá cuidarse mucho de reengancharse en  tentaciones sectarias, en chorradas  arguméntales y en reavivar  el establo partidista. No vaya a ser que colmen la paciencia  y  a alguna organización política le de por levantar las alfombras.

La nueva Ciuden fracasará si pretende cimentarse  sobre las bases del Neverland/ Ciuden fallido. Terrón tiene cartel de persona honesta, inteligente y asequible, y como tal hay que confiar en su criterio y talento. Es el primer paisano que accede al cargo y su compromiso se da por supuesto, y nada se gana poniéndoselo difícil con trabas cantadas.

La reactivación de la Ciuden es una buena noticia. Una buena noticia salvo que WENDY/PSOE se empeñe en fastidiarla rememorando de nuevo al Paíso de Nunca Jamás con Peter Pan intrigando, Campanilla incordiando, los niños reencontrados acaparando,  y Garfio dejándose digerir en la panza del cocodrilo.

Recordatorio. Antes  de consumarse el fiasco de Neverland/Ciuden se alertó de lo equivocado del planteamiento de aquel tenderete (La Ciuden caza gamusinos), y lo que tenía que pasar pasó.

 

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