[LA OVEJA NEGRA] Panglosianos e inercias |
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Viernes 04 de Enero de 2019 01:07 |
GERMÁN VALCÁRCEL | Que la realidad no nos impida celebrar una buena noticia: el Bierzo perdió, en 2017, "solo" mil quinientos dieciocho habitantes, frente a los mil setecientos setenta de 2016. "Se empieza a notar un punto de inflexión en la tendencia negativa", sostiene uno de esos panglosianos que tanto abundan por esta tierra. Ya saben, entre la realidad y la anestesia la mayoría prefiere la anestesia, se es más feliz. Poco les importa que el Bierzo tenga actualmente menos habitantes que en 1950. Tampoco les dice mucho que lo que los "panbercianistas" llaman Bierzo y su área de influencia —Laciana (8.919 habitantes), La Cabrera, los tres municipios que quedan fuera del Consejo Comarcal (1.221) y Valdeorras (21.739)— tenga, en total, a uno de enero del pasado año, 157.032 habitantes, seguramente a fecha de hoy, un año después, somos todavía menos. Ni siquiera parecen darle mayor importancia al hecho de que la densidad de población haya caído por debajo 20 hab/km², si dejamos fuera el municipio de Ponferrada (39,4 hab/km², si lo incluimos), o que todo el Bierzo Oeste es ya un desierto demográfico con porcentajes por debajo de 5 hab/km² —Candín menos de 2 hab/km²—, o en el Bierzo Alto, Igüeña con, también, 5 hab/km², y lo más grave, tampoco es merecedor de mayor análisis o preocupación que, en la última década, la edad mediana de la Comarca Circular haya pasado de algo más cuarenta y tres años a casi cincuenta. Inmersos en una dinámica que parece incontrolable, sin duda hay que pensar en respuestas, pero primero hay que hacer el diagnóstico, algo que por estas tierras se elude, apelando al socorrido: hay que mirar hacia adelante. Como siempre, no son solo los mediocres y truculentos políticos, y esos cazasubvenciones llamados empresarios, sino los corifeos y los panglosianos. Aquellos que con su necedad, egolatría, egoísmo y codicia empujan a esos políticos a una corrupción salvaje para que les saquen sus castañas del fuego, los mismos que le prestan su apoyo electoral, social, intelectual y económico. Son esos paniaguados quienes permiten que los políticos violen las leyes, los que aplauden la mentira en las declaraciones públicas, asumiendo la prevaricación en los despachos, falsificando los datos, la memoria colectiva y la historia. Un ejemplo reciente, aunque menor, de esa falsificación y manipulación de la memoria y de los datos lo tienen en este mismo medio, ahí está la Tribuna de Opinión, publicada ayer mismo y firmada por don Olegario Ramón, portavoz y secretario general del PSOE ponferradino, hablándonos de La posverdad sobre el fin de la minería del carbón. Si tan convencido está de lo que escribe (servidor acepta parte de sus argumentos, incluso la fecha real que finiquito las explotaciones carboneras, con Rodríguez Zapatero en el gobierno, año 2010), tal vez ha llegado la hora de que nos explique, a todos (seguramente lo haría mejor su compañeros de filas, el exsenador del casco minero y actual responsable federal de Cultura del PSOE, Iban García del Blanco) qué pretendía su partido pidiendo, hasta anteayer mismo, el mantenimiento de la minería del carbón y de las térmicas; una vez más el "discurso" socialdemócrata no tiene correlato en la práctica. Hablando de posverdades, tampoco tiene desperdicio la propuesta de uno de los sacristanes culturales de la comarca, cuando nos habla del Ponfeblino y nos dice que: “De levantar la vía siempre hay tiempo, pero antes tenemos que luchar y trabajar sobre un proyecto serio que conserve esta infraestructura centenaria y sus estaciones y apeaderos”. Lo que no nos dice es que para adecuar esa infraestructura y cumplir con la normativa europea, de transporte de viajeros por ferrocarril, se debe levantar prácticamente la totalidad del trazado. ¡¡Ay el turismo!! Como si lo ocurrido con las Médulas no fuera lección suficiente. El capitalismo consumista tiene un punto legitimador igualitario: promete a todo el mundo que tiene derecho a acceder a cualquier bien, si tiene dinero. En el capitalismo los derechos, como la justicia, cuestan dinero. Por eso el automóvil y el turismo (viajar) son considerados como tales. Por eso la llegada de emigrantes no es aceptada de igual forma, los jeque árabes no tienen mayores contrariedades para venir. La generalización y acceso a dichos “derechos” causa enormes problemas sociales y ambientales; no sólo en el caso del automóvil, también el turismo masivo, por situar cuestiones que hoy están en el centro de muchos debates. Pero el hombre y la mujer eurocéntricos no quieren oír hablar de crisis energética, ni de escasez de materias primas, alimentos, agua o tierras; ni de problemas medioambientales relacionados con nuestro estilo de vida. Por eso cuando planteas estas cuestiones siempre te responden con que algo inventarán, la tecnología lo solucionará, o no se pueden poner puertas al desarrollo, creencias, creencias como cualquier otra, como el que cree en la virginidad de la madre de Jesucristo o en la teoría de la Tierra Plana, otra vez la ciencia convertida en religión y la tecnología en su profeta, a servidor, también, le gusta la literatura de ciencia ficción, incluso la distópica. Una más vez lo dicho anteriormente: entre la realidad y la anestesia se prefiere la anestesia. En una sociedad, la berciana, donde los sectores con más peso político e influyentes socialmente, rentistas, funcionarios y pensionistas, están colonizados intelectualmente por el desarrollismo-crecentista, da como resultado el economicismo y la tecnificación como las únicas alternativas válidas, por eso solo recibimos opciones basadas en ese desarrollismo: políticas macroeconómicas regresivas de corte neoliberal o inviables programas económicos expansivos de tipo keynesiano. No les expliquen, será en vano, a nuestros satisfechos clasemedianos que hasta el ortodoxo FMI avisa de que vienen tiempos difíciles, o que nuestra deuda soberana se ha triplicado en los última década, o que el Banco Central Europeo ha dejado de comprar deuda soberana, a interés casi cero, o que la próxima crisis nos pillará sin reservas, nos las hemos comido en estos diez años. ¿Habrá que esperar otros cuarenta años para que se entienda que el desarrollo es el desarrollo realmente existente? No hay otro. Y el desarrollo realmente existente es el saqueo sin tregua de la naturaleza, es la guerra económica, con sus vencedores, sin duda, pero sobre todo con sus vencidos, entre los que, evidentemente, nos encontramos amplios sectores sociales de la comarca y todos esos países que, convertidos en nuestros suministradores de materias primas y mano de obra barata, denominamos, eufemísticamente, en vías de desarrollo. Si queremos salir, con alguna posibilidad, del agujero en el que nos encontramos tenemos que hablar de nueva categorías y derechos: Buen Vivir, Bienes Comunes, Derechos de la Naturaleza, Autonomía, Autogestión, deben pasar a formar parte de la gramática política. Si no lo hacemos el autoritarismo tomará las riendas y no dejará tras de sí más que desolación, devastación y destrucción. En el Bierzo estamos inmersos en una crisis de referentes, referentes que parecían incuestionables se han empezado a desmoronar. Seguir buscando soluciones en las viejas ideas, en la construcción de costosas infraestructuras (autovías y AVES), en la movilidad (turismo), en el industrialismo es apostar por el suicidio a medio plazo. |