[LA OVEJA NEGRA] La estupidez es el problema Imprimir
Viernes 15 de Febrero de 2019 01:30

GERMÁN VALCÁRCEL | Hay coyunturas en las que parece que la perspectiva se pierde y quedamos atrapados en un inmovilismo donde "todo lo que vive está bajo condena". Esa fue la dura advertencia que hace más de medio siglo atrás escribieron Max Horkheimer y Theodor Adorno en las últimas líneas de su Dialéctica del Iluminismo.

Ese aviso fue realizado por los dos más conocidos representantes del Instituto para la Investigación Social, conocido como la Escuela de Frankfurt, en el contexto de la segunda guerra mundial y la revelación del holocausto; los dos pensadores alertaron que la humanidad caminaba hacia la barbarie y la destrucción. Los aspectos fundamentales de esa interpelación persisten en la actualidad y merecen ser tenidos en cuenta. Somos testigos de una crisis social y ecológica a nivel global, desde la planetaria pasando a la continental llegando a cada país, a cada rincón del planeta.

La ausencia de esperanza, en el análisis de Horkheimer y Adorno, estaba enmarcada en la estupidez. Recordemos que esa palabra alude, en nuestra lengua, a una “torpeza notable” en comprender las cosas, y esto es lo que ocurre actualmente. Casi a diario recibimos nuevos estudios, informes y artículos que ratifican y convalidan la gravedad de la situación social y ambiental. Pero toda esa acumulación de información científica y las alertas de las múltiples organizaciones y colectivos ciudadanos que se especializan en esos temas, siguen siendo insuficientes e incapaces para un cambio sustantivo en los senderos de nuestra civilización.

Una supuesta civilización que para “progresar y crecer” necesita que millones de personas sean desalojadas de sus tierras por compañías mineras y petroleras o empresas constructoras para construir represas . Se trata de seres humanos que no han sido absorbidos por la cultura del consumo ni por las nociones occidentales de civilización y progreso. Y que luchan por sus tierras y sus vidas, y se niegan a ser expoliados para que alguien, en algún lugar, lejos, pueda 'progresar' a sus expensas.

A pesar de tener todas las evidencias sobre lo que está sucediendo, buena parte de la sociedad parecen no comprendedlo convencidos de la infinita perfectibilidad de la especie humana, a pesar de que los desequilibrios y disfunciones se hacen cada vez más patentes y las diferentes crisis avanzan, sin prisas pero sin pausa.

Este componente de la estupidez ya no puede negarse y es visible gracias a los desvarío de los negacionistas del cambio climático (también conocidos como los “aquinopasana”), diciendo entre otras cosas que tal disfunción climática no existe, que es un invento de los chinos o que las actividades del ser humano nada tienen que ver en él.

Ya no hay que recurrir al fraude electoral para mantener el orden político, basta con controlar el entramado partidista

Tenemos ejemplos de esas torpezas en prácticamente cualquier lugar del mundo, también aquí, en el Bierzo, donde siempre es fácil encontrar declaraciones de políticos, empresarios o artículos de opinión de los monaguillos del poder que, carentes de cualquier atisbo de dignidad, no dudan en ponerse en evidencia ante todo el mundo, desnudando impúdicamente su desconocimiento sobre los problemas ambientales o la crisis social. En algunos casos se mezcla la estupidez con la ignorancia, incluso con las fobias personales.

Aunque en el fondo pensar que esas gentes no saben lo que se nos viene encima supone creer que son tontos, nada más lejos de la realidad. Ellos si tienen claro que los recursos se agotan y que el cambio climático ya está aquí. Solo ejercen de mamporreros del poder y tratan de salvar su culo. Buscan entrar en el Arca de Noé, puro darwinismo social del que también son adeptos.

En este contexto sólo desde una soberbia de diván de psicoanalista, puede entenderse la actitud adoptada por parte de nuestra aldeana sociedad ante la catástrofe polifónica en la que estamos instalados en el Bierzo.

Desde el punto de vista medioambiental, a pesar del cierre de la minería del carbón seguimos inmersos en un mar de impactos, unos pequeños otros sustantivos, pero casi todos persistentes y repetidos. En la Comarca Circular el agua cada día porta más veneno, el aire trae cáncer y nos alimentamos con hormonas y antibióticos, pero el problema, según ellos, es la falta de industrias y actividades contaminantes a pesar de tener a la cementera Cosmos, Roldan o Forestalía.

Desde el punto de vista económico, el Bierzo sigue arrastrando las mismas tendencias negativas que caracterizaron la dependiente y precaria estructura decimonona del carbón. A pesar de la demagogia y triunfalismos oficiales, la economía berciana (en esta tierra la palabra negocio tiene más que ver con la picaresca descrita por Quevedo que con la inteligencia puesta al servicio de los negocios) sigue siendo, esencialmente frágil y subvencionada, caracterizada por unas estructuras basadas en la explotación intensiva del medio ambiente y de una mano de obra precaria, con escasa formación, sin seguridad y mal pagada.

Desde el punto de vista político, un entramado inamovible, basado en el caciquismo y el clientelismo, que bajo distintas formas y siglas se han repartido el poder durante los últimos treinta años y que, a pesar de sus respectivas retóricas, presentan escasas diferencias de programa y de actuación entre ellos. Básicamente, parecen de acuerdo en mantener la estabilidad del 'sistema' -y en desactivar a aquellos que permanecen fuera de él- con unos programas más o menos asépticos, bastante retórica y poca capacidad de concreción como forma de tapar la cruda realidad, de impedir la reflexión, de esconder los detalles, de no dejarnos asociar hechos y destripar el porqué de los daños colaterales. Por eso ningún proceso electoral permitirá solucionar los problemas ni servirá para evitar que, en las próximas elecciones, votemos a otros necios enfermos de egolatría.

Ya no hay que recurrir al fraude electoral para mantener el orden político, basta con controlar el entramado partidista. Es por ello por lo que los entramados de poder económico-financiero-empresarial suelen hacerse con el control de diarios, radios y televisiones. La operación Enredadera dejó claro, a quien tenga ojos y oídos, quien manda, realmente, en esta Comunidad.

En el Bierzo estamos inmersos en un estado de conformismo rayando en lo servil, de indiferencia ante los abusos constantes, incluso cuando los experimentan los ciudadanos en sus propias carnes (sin ir más lejos la destrucción del Sistema público de salud) y pueden identificar a los abusadores con nombres y apellidos. Por estas tierras solo queda la abulia del que espera que aquellos que más le desprecian, le solucionen los problemas a cambio de meter una ridícula papeleta en una urna cada 4 años.

Todo esto me permite dar validez y actualidad a lo que sostenían Horkheimer y Adorno, hace más de medio siglo, cuando afirmaban que tanta estupidez termina por condenar a todo lo que está vivo y confirma lo que afirmaba George Orwell: “El progreso en nuestro mundo será el progreso hacia el dolor”.

 

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